EUROPA PRESS
25 febrero 2016
La genética sí influye
en el riesgo de ser obeso
"La predisposición genética podría explicar el 60 por
ciento del riesgo de tener obesidad, además de unirse un aumento de ingesta de
calorías y una disminución en la eliminación de las mismas debido a la falta de
actividad física y al aumento de los comportamientos sedentarios", ha
afirmado el Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud, Grupo de
Investigación GENUD de la Universidad de Zaragoza, el profesor Luis Moreno.
El tema de la obesidad infantil se ha abordado en el
Workshop Internacional 'Obesidad infantil: situación actual, cuestionamientos y
desafíos', organizado por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y la
Universidad de Antioquía, celebrado en Colombia. Expertos en Nutrición a nivel
internacional se han reunido, además, para analizar las funciones del tejido
adiposo pardo en el hombre y su posible activación con el ejercicio físico.
El 25% de la población infantil española presenta problemas
de obesidad y sobrepeso, por ello es importante conocer todo sobre esta
enfermedad y dilucidar de donde proviene para poder reducir esa cifra.
El Catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad
de Navarra (CIBEROBN), el profesor Alfredo Martínez, ha añadido que "la
obesidad es el resultado de interacciones entre los hábitos dietéticos, la
actividad física y la herencia genética. Algunos cambios epigenéticos,
particularmente en los primeros estadios de la vida, están relacionados con la
predisposición al sobrepeso no dependientes de mutaciones de
susceptibilidad".
Se sabe que durante la gestación y los primeros meses de
vida se desarrollan los mecanismos fisiológicos involucrados en la regulación
del peso corporal. Por eso, "es muy importante que se establezcan hábitos
de alimentación saludables, y otros estilos de vida, como la actividad
física", ha explicado el profesor Moreno, que también ha añadido que
"se deberían desarrollar acciones políticas, educativas e informativas, a
través de los medios de comunicación, mediante opiniones contrastadas por
interlocutores científicos".
El profesor Martínez ha querido resaltar la importancia de
la nutrigenética, implicada en las interacciones de los genes con la nutrición,
y que "ofrece oportunidades para la nutrición de precisión". En este
ámbito, ha matizado que "avances como los test genéticos, que posibilitan
el diagnóstico, la profilaxis, el pronóstico y el tratamiento de enfermedades
crónicas o el cáncer, suponen un gran avance científico", y ha añadido que
"en el futuro, las dietas, los tratamientos farmacológicos y la
prescripción de intervenciones quirúrgicas estarán basadas en análisis
genéticos y epigenéticos".
Además, "esta enfermedad se asocia con muchas
complicaciones que afectan a todos los órganos y sistemas, siendo las de índole
endocrinológico (resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa) y
cardiovascular (hipertensión, dislipemia) las más importantes a medio-largo
plazo", ha advertido Moreno.
El papel del tejido
adiposo como terapia
El tejido adiposo permite controlar el balance energético,
las funciones inmunitarias, la tensión arterial, la homeostasis vascular y la
coagulación. El coordinador del Workshop y presidente de la FINUT, el profesor
Ángel Gil, ha señalado con respecto a este tema que "la capacidad del
tejido adiposo pardo para quemar energía supone un paso importante para llevar
a cabo terapias frente a la obesidad".
"Debido a su capacidad para producir glucosa y lípidos,
la activación del tejido adiposo pardo podría ser una alternativa para el
tratamiento de enfermedades como la diabetes tipo 2 y la aterosderosis",
ha añadido el experto.
El profesor Gil también ha informado que "se están
llevando a cabo diferentes estrategias para activar y tomar muestras del tejido
adiposo pardo sin generar efectos secundarios. Así mismo, la actividad física
podría activar y generar tejido adiposo a través del sistema nervioso
simpático".